Lactancia y apego en la maternidad: creando lazos especiales con tu recién nacido

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Lactancia y Apego en la maternidad_ Creando Lazos Especiales con tu Recién Nacido

La llegada de tu bebé es un momento que has esperado con ansias durante meses. Estas primeras semanas de lactancia son únicas, brindándote la oportunidad perfecta para conocer a tu pequeño y establecer un vínculo especial. Aunque este vínculo puede no surgir de inmediato, con el tiempo y el cuidado, crecerá fuerte y sólido mientras te ocupas de tu recién nacido.

Es fundamental que ambos padres se involucren en el cuidado del bebé desde el principio. El contacto físico cercano, las palabras amorosas y el sostén físico son esenciales. Esto no solo fortalece la confianza de los padres, sino que también brinda al bebé un comienzo emocional, físico y mental óptimo, además de facilitar la lactancia.

El rol de los padres

Desde el instante en que venimos al mundo, los bebés necesitan el apoyo y cuidado constante de sus padres para sobrevivir y prosperar. Al nacer, nuestro cerebro está apenas al 25% de su desarrollo adulto, haciéndonos los mamíferos más indefensos.

Para garantizar una óptima evolución, es crucial establecer un fuerte vínculo afectivo, y esto se logra a través de la lactancia materna y el contacto cercano con la madre y el padre.

Durante la primera hora tras el parto, el contacto piel con piel con la madre es fundamental. Este contacto no solo facilita la lactancia, sino que también permite que el bebé reconozca la voz y el olor de su madre, estableciendo un vínculo emocional profundo e inconsciente.

Este vínculo afectivo es esencial para la supervivencia y el desarrollo del bebé, sienta las bases para futuras relaciones y contribuye a una regulación emocional saludable.

La lactancia materna es un pilar fundamental en este proceso. Cada toma no solo proporciona alimento, sino también seguridad, calor y alivio del dolor al bebé. La madre, al responder a las necesidades de su hijo con lactancia a demanda, libera prolactina y oxitocina, hormonas que fortalecen el vínculo y generan amor hacia el bebé.

Este ciclo de contacto y lactancia es vital para un desarrollo emocional saludable y la formación de conexiones neurales fundamentales en el cerebro del bebé.

Manteniendo a tu Bebé Pegado a tu Piel: El Poder del Contacto Piel con Piel

El contacto piel con piel, especialmente en la primera hora tras el parto, libera hormonas que facilitan la lactancia. Un estudio reveló que los bebés que experimentaron más de 50 minutos de contacto piel con piel tuvieron ocho veces más probabilidades de iniciar la lactancia de forma espontánea.

Además, este contacto tiene numerosos beneficios para la regulación del ritmo cardíaco, la temperatura y los niveles de azúcar en sangre del bebé. Si no puedes estar con tu bebé inmediatamente después del parto, tu pareja puede establecer este contacto para brindarle seguridad y calor hasta que estés lista para hacerlo tú misma.

Oxitocina: Imprescindible para la Lactancia y el Apego

Durante el contacto piel con piel, tu cuerpo libera oxitocina, también conocida como la «hormona del amor». Esta hormona, liberada en presencia de tu bebé, te ayuda a adaptarte a la maternidad, mejora tus comportamientos maternales y tiene propiedades antiansiedad y antidepresivas.

La oxitocina también prepara tu cerebro para la lactancia y estimula la producción de leche en tus pechos, brindando así una experiencia completa y beneficiosa para ambos.

Conociendo a tu Bebé Recién Nacido: Belleza en los Primeros Detalles

Aunque al principio pueda parecer diferente, tu bebé es perfecto en su singularidad. Con el tiempo, su aspecto se suavizará, su cabeza se redondeará y el vérnix, una sustancia protectora en su piel, desaparecerá naturalmente. Establecer contacto visual y utilizar tu voz para hablar y cantar son formas efectivas de establecer una conexión con tu bebé, ayudándolo a sentirse seguro y amado.

El Poder del Tacto y del Olfato: Creando Lazos Especiales

El tacto es fundamental para tu bebé. Las caricias y el contacto físico le brindan seguridad y liberan la hormona oxitocina. Además, tu olor es atractivo para tu bebé, y reconocerá el olor de tu leche materna. Estas conexiones a través del tacto y el olfato son esenciales para establecer un vínculo afectivo fuerte y duradero.

Cada bebé es único, al igual que la experiencia de la maternidad. Con tiempo, paciencia y apoyo adecuado, podrás establecer un vínculo especial y duradero con tu bebé, creando un inicio maravilloso en su vida. Si necesitas orientación o consejo adicional, no dudes en consultar a un profesional de la salud.

La teoría del apego

La teoría del apego, respaldada por avances en epigenética, confirma que la relación temprana entre el bebé y sus cuidadores establece patrones emocionales y regulación afectiva para toda la vida. La crianza basada en el apego, con lactancia materna a demanda y contacto cercano, construye un apego seguro, resultando en adultos emocionalmente estables y con relaciones satisfactorias.

En contraste, las prácticas de crianza de separación, que limitan el contacto y la lactancia, pueden conducir a un apego inseguro y problemas emocionales en la infancia y más adelante en la vida. Es esencial reconocer la importancia de estos primeros años y cómo la atención y el amor temprano moldean nuestro desarrollo y bienestar emocional a lo largo de la vida.

La lactancia materna y el contacto temprano establecen los cimientos para una relación de apego segura y un desarrollo emocional saludable. Estos primeros vínculos son esenciales para nuestra supervivencia, bienestar y capacidad de formar relaciones significativas a lo largo de nuestra vida.

Es responsabilidad de la sociedad y los padres garantizar un inicio de vida óptimo para nuestros hijos, marcando así un futuro más armonioso y equilibrado.

8 pasos de la Crianza con Apego 

La crianza de apego, basada en la teoría del apego, prioriza el vínculo constante y amoroso entre los padres y el bebé durante los primeros años de vida. 

Estos principios fundamentales de la crianza con apego buscan establecer la base de un vínculo fuerte y amoroso entre padres e hijos, son esenciales para el óptimo desarrollo y bienestar del niño:

  • Mantener los lazos afectivos desde el nacimiento: La conexión madre-bebé inicia en el parto, abogando por experiencias naturales y conscientes, promoviendo el contacto piel a piel para fortalecer los lazos desde el primer momento.
  • Lactancia materna: Esta filosofía defiende la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses, respaldada por la OMS. La madre y el bebé deciden cuándo finalizarla, combinándola con otros alimentos.
  • Dormir cerca del bebé: La crianza con apego propone el colecho para brindar tranquilidad y seguridad al bebé, transformando las noches en una experiencia placentera.
  • Mantener el contacto corporal: Fomenta el contacto físico en todas las actividades diarias, desde abrazos hasta el porteo, para establecer un vínculo cercano y seguro.
  • Confianza en el valor de su llanto como lenguaje: Reconoce el llanto como la forma de comunicación principal del bebé. Los padres deben aprender a interpretarlo y satisfacer sus necesidades hasta que el niño pueda expresarlas por sí mismo.
  • Ser flexible a la hora de inculcar hábitos en el niño: Padres deben adaptarse a las necesidades del bebé, evitando forzar rutinas y fomentando la autonomía en sus acciones cotidianas.
  • Mantener un equilibrio: Se busca un equilibrio entre permisividad y rigidez en la crianza, enseñando al niño el respeto y la educación a través de la disciplina adecuada.
    Mamá y papá, ambos, abogan por el cuidado del bebé: Se insta a crear un ambiente de seguridad y confianza, promoviendo una relación basada en el respeto y la responsabilidad entre padres y cuidadores.
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