Niño pequeño con expresión de rabieta en el hogar junto a su madre, representando un momento emocional que refleja la necesidad de atención psicológica temprana.

¿Es normal que mi hijo/a tenga rabietas todos los días? Lo que dice la psicología

Las rabietas infantiles son una etapa común, pero cuando ocurren todos los días, los padres comienzan a preguntarse si algo va mal. La respuesta no siempre es sencilla.

En este artículo descubrirás qué dice la psicología sobre las rabietas frecuentes, cómo diferenciar entre lo normal y lo preocupante, y cuándo considerar una evaluación emocional.

¿Por qué se producen tantas rabietas en la infancia?

Entre los 2 y 6 años, los niños están desarrollando su mundo emocional. No saben expresar lo que sienten con palabras, así que lo hacen con el cuerpo: llorando, gritando o lanzando objetos.

Las rabietas suelen tener causas como:

  • Frustración por no poder comunicarse
  • Necesidad de atención o afecto
  • Hambre, sueño o sobreestimulación
  • Falta de habilidades para gestionar emociones
  • Imitación de comportamientos observados

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¿Cuándo una rabieta es «normal»?

Una rabieta se considera parte del desarrollo si:

  • Dura entre 5 y 10 minutos
  • No se presenta más de 1 o 2 veces al día
  • El niño se calma con ayuda del adulto
  • Sucede en situaciones puntuales de frustración

Son una señal de que el menor está probando sus límites y necesita aprender a regularse, no de que tenga un problema psicológico.

¿Y cuándo ya no es normal?

Las señales de alerta aparecen cuando:

  • Las rabietas son intensas y diarias
  • Se producen incluso sin motivo claro
  • El niño se autolesiona o lastima a otros
  • No hay forma de calmarle
  • La conducta interfiere con la rutina familiar

En esos casos, puede haber dificultades en el desarrollo emocional o trastornos de conducta que requieren atención profesional.

Qué dicen los expertos en psicología infantil

Los psicólogos especializados en atención temprana coinciden en que una rabieta constante es un grito emocional no atendido.

No se trata de mal comportamiento, sino de un mensaje que aún no sabe verbalizar. Puede estar relacionado con:

  • Ansiedad por separación
  • Falta de límites consistentes
  • Hiperestimulación sensorial
  • Necesidades no atendidas (sensoriales, emocionales o cognitivas)

La terapia emocional infantil no busca reprimir la rabieta, sino entender su origen y enseñar formas sanas de expresión.

Conoce cómo funciona la terapia de atención temprana.

¿Qué hacer como madre o padre?

Si tu hij@ tiene rabietas a diario, no eres mal padre ni madre. Estás enfrentando una situación común, pero intensa. Algunas pautas recomendadas por psicólogos:

Mantén la calma

No reacciones con gritos ni castigos. Respira, baja al nivel de su mirada y ofrece contención.

Identifica patrones

Apunta cuándo y dónde suceden las rabietas. ¿Después del cole? ¿Al despertar? Esto da pistas valiosas.

Cuida sus necesidades básicas

Dormir mal, comer poco o estar sobreestimulado empeora la regulación emocional.

Ayúdale a poner nombre a sus emociones

Usa libros, dibujos o juegos para enseñarle a expresar lo que siente con palabras.

¿Cómo puede ayudar la terapia infantil?

La terapia de atención temprana trabaja con niñ@s de 0 a 6 años para acompañar su desarrollo emocional, social y cognitivo. En casos de rabietas persistentes:

  • Evalúa si hay causas internas o ambientales
  • Brinda estrategias a los padres para el manejo emocional
  • Mejora la comunicación familiar
  • Enseña autorregulación al niño mediante el juego y la interacción

El objetivo no es eliminar la rabieta, sino que el niño aprenda a procesar lo que siente y canalizarlo de forma segura.

Beneficios de actuar a tiempo

Cuanto antes se aborde el problema, más fácil será intervenir sin consecuencias a largo plazo. Entre los beneficios destacan:

  • Mejora la relación con los padres
  • Aumento de la seguridad emocional
  • Prevención de futuros trastornos del comportamiento
  • Estimulación del lenguaje emocional desde pequeños

Además, los padres aprenden a establecer vínculos más sanos, sin culpa ni agotamiento emocional constante.

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No esperes a que sea más grave

Muchas familias normalizan las rabietas diarias hasta que se convierten en parte de la rutina. Lo que empieza como un “berrinche más” puede convertirse en un patrón que afecta la convivencia familiar, la autoestima del niño y su forma de relacionarse.

La psicología infantil actual tiene recursos específicos para acompañar esta etapa con respeto, contención y técnicas validadas.

Actuar no es dramatizar, es prevenir.

Entender sus rabietas es el primer paso para ayudarle a crecer

Las rabietas son parte del crecimiento, pero su frecuencia e intensidad pueden darnos pistas sobre el estado emocional de tu hijo/a. Si ocurren todos los días, es momento de observar, actuar y acompañar con empatía.

Recuerda que los niños/as no necesitan “portarse bien”, necesitan aprender a expresar lo que sienten. Y eso no se logra con castigos, sino con herramientas, escucha y apoyo profesional.

Si sientes que tu hijo o hija necesita ayuda, no estás solo/a. Hoy existen formas accesibles, online y efectivas para guiar este proceso. El primer paso, es pedir ayuda.

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